Aficionados de toda índole dejaron sus perlas verbales para la posteridad. La seriedad de una partida de poker profesional ofrece pocas licencias para el diálogo distendido.
Los juegos con cartas se dan a la charla entre mano y mano. El poker es quizás una rara avis porque ha alcanzado mayores niveles de profesionalismo. Eso ha provocado que la frases anecdóticas e ingeniosas sean menos habituales que en el mus, por ejemplo, porque se tiende más a la cátedra que al humor.
“Sólo los perdedores y los principiantes se quejan de las cartas”. En la lista de genialidades figuran citas de jugadores, literatos y algunos anónimos muy certeros. Es muy habitual hacer valoraciones con las cartas que caen en suerte. Lou Krieger, veterano escritor de poker, comentó en la revista Mote Hold’em Excellence: “Sólo los perdedores y los principiantes se quejan de las cartas”. El desconcierto de las primeras rondas, en la que todos los jugadores se afanan en estudiar el juego de los rivales está detrás de la siguiente máxima de autoría anónima: “Si después de los primeros veinte minutos no sabes quién es el fish en la mesa, eres tú”. En el juego de la observación, “de vez en cuando uno encuentra embajadores que tienen cierto conocimiento general, pero la ignorancia de la gente es de temer”. Así lo escribió el célebre Mark Twain. La suerte y la maestría. Todo el mundo no está capacitado para jugar al poker. Pasa en cualquier trabajo. Se requieren unas habilidades mínimas. El mítico Michael Jordan considera: “Algunos quieren que ocurra algo y otros desean que ocurra algo, pero otros hacemos que ese algo ocurra”. “Un dólar ganado en el juego es el doble de dulce que un dólar ganado en tu sueldo”. Paul Newman utilizó esta frase en El color del dinero, lapidario que explica muy bien la grata sensación que produce el éxito basado en el riesgo. Porque hay quien con los naipes alcanza niveles sensoriales. El novelista británico Alfred Alvarez escribió: “El poker es generalmente considerado por ser la segunda actividad nocturna más popular. El sexo es bueno, dicen, pero el poker dura más”. La suerte, tan mentada en el juego, llevó al mítico jugador profesional Phil Hellmuth a asegurar que si no tuviera un papel tan determinante él siempre ganaría. Al respecto, alguien osó renegar del azar y el destino. “Ser supersticioso da mala suerte”, dijo. Genio.