La buena alimentación y el ejercicio son indispensables para el jugador de póker, pero eso no es suficiente, existen otros factores tales como descanso o la exposición al sol.
Cuando hablamos de salud muchos piensan básicamente en nutrición y ejercicio, pero es mucho más, la salud incluye también el descanso, las relaciones personales e incluso la exposición al sol.
La vida del jugador de póker no ayuda a tener una rutina que favorezca de forma natural a cumplir los requisitos necesarios para llevar a cabo una buena gestión de nuestra salud integral.
A pesar de que en los últimos años la consciencia por “cuidarnos” ha aumentado muchísimo (la forma física del jugador medio es claro ejemplo de ello, siendo además más notable incluso entre los mejores). Si nos fijamos en la evolución del estilo de vida de los jugadores más regulares, especialmente de aquellos que se toman el póker más en serio, el cambio en los últimos 10 años ha sido dramático.
No creo que a día de hoy exista un solo jugador que entienda bien el juego que no sepa reconocer que estar en una buena forma física y mental es imprescindible para obtener una ventaja competitiva en las mesas. Sin embargo, no es fácil compatibilizar rutinas saludables cuando tu profesión la ejecutas sentado todo el día en la mesa de algún casino o clickando botones desde tu habitación. Si bien eres tu propio jefe y a priori eso te ofrece cierta flexibilidad la realidad es que a veces somos más esclavo de tu profesión de lo que idealmente querríamos, bien porque grindas torneos y no tienes un horario fijo, o porque tienes que adaptarte a las buenas partidas, no se adaptan ellas a ti. Además lo tenemos claro, si queremos materializar nuestro edge la única manera es echándole volumen, y esto implica muchas horas. Horas de juego por supuesto, pero también horas de revisión de manos y estudio, que también realizas sentado frente a tu pantalla.
El ejercicio:
Esto nos convierte en una especie dramáticamente desadaptada. El ser humano no está diseñado para sentarse durante todo el día. Nuestro cuerpo es una máquina que necesita moverse para funcionar óptimamente, y no basta con hacer 1 hora de deporte al día. El ejercicio es sólo una pequeñísima parte del movimiento, y en ningún caso compensa los efectos adversos de pasar todos los días sentados tantísimas horas. Además el movimiento no es sólo bueno para el cuerpo sino también para la mente.
La alimentación:
Este es otro factor clave, muchos somos ya conscientes de que comer bien tiene un papel fundamental en nuestra salud, influye en nuestra forma física, nuestros niveles de energía, nuestra capacidad cognitiva…el mayor problema es la confusión real que existe a día de hoy sobre lo que es comer bien. Qué comer para tener vitalidad física y mental de forma sostenible no es algo que la mayoría de jugadores hagan demasiado bien.
La exposición a la luz solar:
Es algo totalmente infravalorado por los jugadores. Los beneficios son muchos, desde la regulación de nuestro ritmo cardíaco (imprescindibles para la salud hormona – y ya os explicaré por qué las hormonas juegan un papel tan clave en nuestra salud), a la estimulación de producción de vitamina D – fundamental para la prevención de enfermedades y mejorar nuestro sistema inmunológico.
El descanso:
Una pieza muy importante y olvidada. Dormir de manera insuficiente de forma prolongada es uno de los hábitos más comunes de los jugadores de póker. Muchos confiesan tener problemas para conciliar el sueño o no sentir que descansan profundamente cuando duermen. Solucionar esto es posible haciendo algunos cambios que no afectarán a nuestra rutina como jugadores.
Relaciones personales:
Finalmente el tema de las relaciones personales es algo que también deberíamos tener muy en cuenta. Puede parecer superfluo, pero es increíblemente importante. Siempre he defendido que cualquier persona que quiere llegar a la élite en algo debe obsesionarse, lo del equilibrio vida laboral-personal, suena idílico pero todos los que hemos intentado masterizar algo sabemos que no es posible, no sólo ocurre con el póker, cualquier deportista de élite, escritor, cocinero… o te obsesionas o no llegas. Esto hace muy difícil (pero no imposible) compaginar una vida social saludable con nuestro propósito de rendir al máximo en las mesas.