Las personas inteligentes tienen algunos problemas específicos en su juego. La triste realidad es que la mayoría del tiempo, el poker es simplemente rutina. La inteligencia no juega un rol. Te dan J-6 y las tiras. Es la jugada correcta pero no demuestra mucho intelecto que digamos. Te dan par de ases y subes. Definitivamente es la jugada correcta pero nadie te va a felicitar por tu genialidad.
Desafortunadamente, para algunos, el poker es mayoritariamente una decisión rutinaria tras otra. Te sientas, esperas, juegas tus buenas manos fuerte y ganas cuando las cartas te cumplen o pierdes cuando no. Tienes todo ese potencial en la cabeza y casi no hay oportunidad de usarlo.
Todo esto roza la monotonía y acá es cuando las personas inteligentes caen en la desgracia. Claro, funciona, y a la larga les va a hacer ganar dinero, pero algo les falta. De hecho, dos cosas les falta:
-Las personas inteligentes quieren sentirse inteligentes.
-Las personas inteligentes quieren que los otros vean que son inteligentes.
Las personas inteligentes quieren sentirse inteligentes. En algún momento se van a hartar de hacer lo “correcto” una y otra vez, especialmente si las cartas no les proveen la oportunidad de tomar decisiones difíciles o hacer jugadas más desarrolladas. Así que decides tomarte la libertad de agregarle variedad a tu juego.
Pagas en el botón con 9-8 en suit luego de otros tres pagos. Las dos ciegas también juegan y el flop viene K-7-4 con dos de nuestro palo. La ciega chica se va, el jugador agresivo de la ciega grande apuesta, dos pasan y el siguiente jugador paga.
Decidimos subir para tener una carta gratis en el river. No hemos estado jugando muchas manos últimamente y nuestra imagen es buena, así que debería funcionar la mayoría de las veces. Subimos y ambos jugadores pagan. El turn es un A de otro palo, que no nos ayuda. Todos pasan. Ya sabemos que la opción correcta, aburrida y sin inspiración es pasar para ver el river como para apostar si completamos el color o, si no, pasar otra vez. Muy fácil.
Pero esperen. Nuestro cerebro se empieza a agitar. Ellos pasaron. Tal vez mucho no tienen. Tal vez el A los asustó. Tal vez, si apostamos nos den crédito de tener una buena mano ya que subimos en el flop. Podríamos ganar el pozo acá mismo y además nos sentiríamos brillantes si lo ganásemos con 9 high. Así, nos convencemos a nosotros mismos de apostar.
La ciega grande paga pero el otro jugador las tira. ¡Ya queda un solo jugador! Tal vez lo podamos echar en el river.
El river es un 2 y no nos completa el color. Nuestro oponente pasa. Acá no tenemos opción: no podemos ganar pasando, así que apostamos. El paga. “Buena mano”, decimos mientras que el oponente nos muestra K-3 y comienza a apilar las fichas.
¿Deberíamos sentirnos mal? Hicimos una jugada y casi funciona. El podría haber tenido otra mano, como 8-7, y haber tirado sus cartas. Pero sí deberías sentirte mal. Desperdiciaste dos apuestas grandes sin tener idea de lo que tenía nuestro oponente. Nuestras decisiones fueron más por aburrimiento y necesidad de sentirnos inteligentes que por lógica.
El deseo de sentirnos inteligentes funciona de un modo muy malicioso. Afecta nuestro juicio en modos que no tenemos ni idea.
Las personas inteligentes quieren que los otros vean que son inteligentes. ¿Cuántas veces vieron esto? No estamos en la mano. Hay una apuesta y una subida en el turn y un tercer jugador se pone a pensar. Se toma el tiempo del mundo para finalmente mostrarle la mano a su vecino de asiento y tirarla. Después de la mano no se puede contener más y dice “tiré un par de reyes” o alguna otra mano que parecía buena al principio pero dejó de serlo.
¿Qué pasó acá? ¿Por qué pensó tanto tiempo, mostró su mano y hasta se la anunció al resto de la mesa? Obviamente, este jugador está buscando aprobación y respeto. Quiere que sepamos que no solo perdió con la mejor mano, sino que también pudo diagnosticar correctamente la situación y tirar su mano. Si sólo la hubiese tirado (especialmente sin haber perdido tiempo pensando) no habríamos pensado nada de él. Por eso hizo todo este show.
Muchos jugadores aspiran a ser respetados. Ya saben que son buenos jugadores, pero necesitan que tu también lo sepas. Para lograr esto no sólo anuncian su mano, sino que también hacen jugadas distintas como para demostrar su inteligencia.
Veamos otro ejemplo. Tenemos 9-8 en suit en la ciega grande. Un buen jugador en posición media sube y sólo nosotros pagamos. El flop es A-7-4 con dos de nuestro palo. Hacemos un check/raise para ver si podemos ganar el pozo con un semi-bluff pero el oponente nos resube. Pagamos. En el turn no completamos nuestro color y pasamos. El oponente apuesta y nosotros pagamos. En el river viene un 2 que completa nuestro color.
Como regla, deberíamos apostar acá. Casi siempre es correcto apostar cuando viene una carta peligrosa contra un solo oponente, especialmente uno que sea bueno y no un maníaco. Hacer esto no sólo nos asegura ganar una apuesta la mayoría de las veces, sino que también no permite mentir ocasionalmente cuando erramos nuestro proyecto. No podemos mentir si hacemos check/raise con mucha frecuencia.
Sin embargo, hacer check/raise parece más inteligente. Es una jugada con “onda” y puede hacernos ganar una apuesta extra, demostrándole a la mesa cuán astutos somos. Después de todo, el oponente fue agresivo durante toda la mano y nos resubió en el flop. Tal vez la jugada funcione, así que pasamos. Desafortunadamente, él también pasa. Nuestro color gana y él nos muestra un par de reyes rojos en mano. Nuestro oponente jugó la mano igual que nosotros la habríamos jugado.
Conclusión. Ciertamente existen oportunidades para hacer jugadas astutas. Sin embargo, el 99% de las veces, hacer la jugada obvia nos hace ganar más dinero. Las personas inteligentes deberían calmarse y hacer las jugadas correctas por más aburridas que parezcan.
Simplemente repitan el viejo mantra una y otra vez: “Prefiero tener dinero que crédito”.
Saludos Cordiales,
Staff CHILEALLIN.com