A continuación trataremos de explicar porqué hay situaciones en el póker en las que decidimos no tomar una acción y la finalmente la tomamos de todas formas. Es muy común pagar una apuesta cuando sabíamos que debíamos retirarnos.
Estás en un difícil juego de $5/10 NLH. Sabes que el jugador en el asiento 8 es sólido, y un poco engañoso.
Hizo una apuesta en el river. No conectaste tu proyecto, tienes un par medio, y básicamente solo puedes vencer un farol.
Entonces miras a tus cartas, a la mesa, a tu oponente.
Tienes una buena lectura acerca de la situación y sabes precisamente que deberías hacer con tu mano. De hecho, esta es la exacta situación de la que te has estado advirtiendo las últimas semanas.
NO iguales en este tipo de situaciones porque tienen un EV negativo a largo plazo (en realidad, muy negativo). Sabes que debes tirar tu mano. Planeas tirar tu mano.
Ya casi has tirado tu mano, pero sin embargo tomas un puñado de fichas y escuchas una voz con un tono familiar que parece salir de tu boca y dice, “pago”.
Y por supuesto, tu oponente no estaba haciendo un farol, y acabas de regalar otro puñado de fichas en un movimiento idiota como ese, que parece haber sido hecho por algún demonio que se encuentra dentro de ti.
Desde mi punto de vista psicológico, la parte realmente interesante de esta situación no es que acabas de hacer algo estúpido, sino que acabas de hacer exactamente lo que estabas tratando de eliminar de tu juego.
La palabra “ironía” se me viene a la mente ahora, así como también el nombre Daniel Wegner.
Daniel es un psicólogo en Harvard. A pesar de que no es un jugador de poker, te voy a contar un poco acerca de cómo su investigación se aplica a nuestro juego, y como sus ideas pueden reducir el número de acciones estúpidas que cometemos.
Wegner estudia la ironía. Ha estado toda su vida fascinado con esas situaciones en las que nos decimos a nosotros mismos que debemos hacer algo, y evitar hacer otra cosa, y terminamos haciendo lo que queríamos evitar.
Daniel está investigando y lentamente tratando de entender porqué estas situaciones suceden y porqué seguimos haciendo lo que sabíamos que no teníamos que hacer.
Aquí está su análisis, en términos simples:
Cuando conscientemente tratamos de eliminar los pensamientos acerca de aquello que NO queremos hacer, no lo hacemos realmente.
Se esconden debajo de la superficie, en lo que es técnicamente llamada “memoria implícita” (si quieres llamarle “subconsciente” está bien).
Toma cierto esfuerzo lograr que esos pensamientos no deseados se mantengan en su prisión mental.
Si te pido que NO pienses acerca de osos blancos, o que NO derrames vino rosado mientras llevas tu vaso por encima de la alfombra, o que NO iguales una apuesta del tamaño del bote del jugador más tight de la mesa, dos cosas sucederán.
Primero, pensarás acerca de esas cosas. Segundo, tratarás, la mayoría del tiempo de suprimir esos pensamientos… por el momento.
Pero lo que muestra la investigación de Daniel es que esa supresión no siempre se mantiene.
Cuando lo logra, genial. No perderás tiempo imaginando osos blancos, derramando tu vino rosado en la alfombra, o no donarás tu stack a la roca sentada en el asiento 8.
Pero lo que Daniel ha encontrado es que cuando los niveles del estrés aumentan, cuando se nos presiona, o nos distraemos, estos pensamientos y acciones no deseadas ocurren.
Pídele a alguien que NO use una palabra en particular durante la conversación, y si se distrae o estresa, será mucho más probable que use esa palabra que si no nunca le hubieras pedido nada.
Si te sientas ahí y piensas algo como “igualar apuestas de tamaño del bote con peligrosas cartas comunitarias es algo que nunca más haré” corres riesgo de que lo hagas en caso de que haya estrés o alguna distracción.
Todos conocemos estas situaciones que probablemente producen estos irónicos resultados. Has estado perdiendo. Estás en tilt porque te han hecho dos faroles y ambas veces tus oponentes te mostraron el farol.
Te encuentras en un cash game porque perdiste el MTT. Una ex novia acaba de entrar en la sala del brazo de un idiota con la cabeza rapada y su camisa desabotonada hasta el botón a la altura del ombligo.
Te acabas de dar cuenta que olvidaste la receta médica para tu mujer… y mil situaciones más.
¿Hay una cura para esto? Realmente no. Solo tómate tu tiempo cuando estás estresado. Piensa en la situación.
Y por supuesto, la práctica ayuda. Los jugadores experimentados generalmente controlan mejor el estrés y son capaces de suprimir pensamientos que pueden salir a la superficie y tomar control de tus manos o de tus cuerdas vocales.
El póquer no es un juego fácil. Pero puedes hacerlo menos doloroso si trabajas en combatir esta irónica tendencia.
Saludos Cordiales,
Staff CHILEALLIN.com